Hay un déficit de 3.000 viviendas en Junín

La expresión “déficit habitacional” hace referencia a la carencia en la satisfacción de las necesidades de alojamiento de los hogares, teniendo en cuenta los aspectos cuantitativo y cualitativo de cada situación analizada.

El desarrollo urbano en Junín, como en la mayoría de las ciudades, provocó un notable incremento en la demanda de viviendas, que se traduce en la falta de construcciones para albergar a miles de familias.

Esto constituye una problemática multicausal, cuya complejidad no acepta una respuesta única y definitiva.

La situación en Junín

El secretario de Obras y Servicios Públicos del municipio, arquitecto Agustín Pinedo, explica que “en la Secretaría de Bienestar Social hay un registro con tres mil familias anotadas solicitando vivienda. Eso no significa que haya tres mil familias en la calle, sino que probablemente muchos de ellos están viviendo en casa de los padres o de algún familiar, o en un lugar prestado, o en una vivienda precaria; no obstante, hay una necesidad”.

Este dato sirve para graficar la realidad de un escenario que a nivel local requiere una solución en el corto o mediano plazo, para evitar que esto se siga agravando.

Por su parte, el arquitecto Juan Pedro Dillon, uno de los impulsores del Plan Ferro Urbano Junín y profesor adjunto de Historia de la Arquitectura en la UBA, propone otra forma de mensurar esta cuestión: “Hay que considerar dos tipos de déficits, uno cuantitativo y otro cualitativo. En el primer caso, de acuerdo al último censo, del año 2001, Junín tenía una relación de aproximadamente 3,9 habitantes por vivienda, lo cual no es malo, pero el problema es que cerca del 10 por ciento de las viviendas eran consideradas inhabitables, o sea que no respondían a los estándares mínimos de habitabilidad. Si tenemos en cuenta el crecimiento vegetativo de la población, y que esa población va envejeciendo, todo esto agrava aún más la situación. Entonces sí hay un cierto déficit de vivienda en los aspectos cuantitativo y cualitativo”.

Es decir que los dos profesionales reconocen que el déficit habitacional existe. Y ambos, con algunos matices, también sostienen que es complejo encarar este asunto, porque se trata que una situación que tiene muchas aristas.

Para Pinedo “el primer tema que hay que tratar es el de la tierra, porque todo el mundo sabe que primero se compró un lote para después construirse una casa, así que, ya sea para las viviendas individuales o las colectivas, el primer problema es la tierra. Si hoy hubiera una política de créditos vía, por ejemplo, el Banco Hipotecario, y la gente tendría que salir a comprar terrenos, los precios se elevarían tremendamente y no habría forma de canalizar esos créditos. El tema es muy complejo porque también tenemos que incluir la urbanización”.

El funcionario municipal considera que otra cuestión muy importante a considerar pasa por la regiona-lización de los planes, ya que no es lo mismo una vivienda en Junín, que en los Valles Calchaquíes o en el Chaco, puesto que son situaciones diferentes, que requieren soluciones específicas por razones climatológicas, de idiosincrasia, de costumbres, de recursos de cada lugar.

Otro punto es el que tiene que ver con la ejecución de las obras: “Cuando se hacen viviendas masivas, hay que recurrir a grandes empresas que, lógicamente, tienen que ganar dinero por su trabajo, por lo que se elevan los costos de la construcción; pero si en esos planes pudieran participar monotributistas, ONGs, profesionales y cooperativas de cada lugar, reduciría mucho los costos, en lugar de achicar los valores a costa del tamaño de la vivienda, como se hace ahora”.

Por último, un aspecto fundamental tiene que ver, justamente, con las dimensiones de las viviendas y las condiciones de habita-bilidad. “Las que se están construyendo hoy en día, a través de los planes nacionales, son muy chicas”, asevera Pinedo.

Según su análisis, estas obras para los sectores más vulnerables de la comunidad “tendrían que ir a fondo perdido, y podría ser algo económico, con condiciones de habitabilidad, pero que el día de mañana, con otro escenario, los propietarios puedan crecer y aspirar a cambiarla, pero eso requiere de otras políticas”.

Barrios y ghettos

Dillon, en tanto, advierte que “es necesario invertir mucho en servicios, porque el volumen actual de servicios que hay al día de hoy, empieza a ser superado por el parque actual. Inclusive, hay que agregar que la demanda es cada vez mayor, porque el desarrollo de la tecnología conlleva un aumento en el consumo de recursos, tanto en energía eléctrica como en agua. Esto significa que cualquier trabajo sobre políticas de viviendas tiene que ir acompañado de infraestructura urbana, que implica servicios de agua, gas, electricidad y fundamentalmente, accesibilidad”.

Desde su mirada, “se construyen barrios que están desconectados de la vida urbana de Junín y la gente queda aislada, lo que hace que se conviertan en ghettos y se producen cortes sociales. Si bien es cierto que no se puede hacer un barrio en el centro de la ciudad porque no hay lugar, lo que sí se debe hacer es darle accesibilidad, que es lo que se hacía, por ejemplo, en la década del 70, cuando no se habilitaba un barrio si no se accedía al mismo por pavimento, si no tenían una infraestructura interna perfectamente funcional en cuanto a servicios, calles, iluminación, parquización, equi-pamiento educativo y espacios comunitarios. Es decir que se tenía conciencia de lo que eran las situaciones de agresión social y se trabajaba para combatir la tugurización, que es la ‘condena’ a la gente a vivir en un lugar de manera estrecha”.

Para Dillon, esto trae consecuencias negativas hasta si se lo evaluara solamente en términos económicos, porque se anulan espacios donde se podrían realizar inversiones, dado que la gente no quiere estar cerca de esos lugares, y ejem-plifica: “Vos hoy nombrás algunos barrios y hay mucha gente que no quisiera vivir cerca de ellos, porque ya están catalogados socialmente como ‘ellos’, y eso da la pauta de que hubo un problema grave en lo que sería el manejo de un déficit habitacional”.

Sectores medios

Pero el problema habita-cional es aún más amplio, y afecta a distintos estamentos de la sociedad.

“Con la pauperización que sufrió la clase media -señala Pinedo-, se le hace difícil hasta a un profesional liberal llegar a tener su propia vivienda, y ni hablar de sectores asalariados más desprotegidos, por lo tanto hay que responder a esas situaciones también y arbitrar otros medios. La Argentina tiene una larga experiencia en ese sentido, y Junín también, ya que muchísimas casas han sido construidas a través de los planes del otrora famoso Banco Hipotecario Nacional”.

El secretario municipal propone, en primer lugar, “resolver el tema de la tierra a través de la adquisición por parte del Estado provincial de todas las tierras ociosas en la planta urbana que, en muchos casos, están destinadas a sembradíos, y a través de la Ley de Expropiación se pague el justiprecio que corresponda, para luego, junto con el Municipio, se urbanice esos terrenos a través de subsidios que pueda otorgar la Provincia, y luego esos lotes podrían ser transferidos a las familias que estén en condiciones de tomar algún crédito hipotecario, con tasas y cuotas razonables. El Estado estaría invirtiendo no más de unos diez mil pesos por lote, que irían a fondo perdido, pero la construcción sería financiada a través del banco y la pagaría el adjudicatario. Eso configuraría una pequeña inversión estatal que resolvería el tema para un sector”.

Por su parte, Dillon sostiene que la clave en este punto, pasa por el crédito: “Cuando uno se va de la casa de sus padres, generalmente, no tiene recursos para adquirir una casa, es por eso que se necesita el finan-ciamiento. En cualquier país del mundo, cuando vos vas a construir o comprar algún inmueble, recibís finan-ciamiento. Aquí el mercado da cuotas para pagar un auto en cinco años y no da cuotas estables para pagar una vivienda. No existe una política de financiamiento de compra o de construcción de viviendas por particulares. La política no se ha podido ocupar del desarrollo de los particulares por estar ocupadas del conjunto social, lo cual por supuesto que está bien, pero los motores son varios”.

Fuente: Diario Democracia